Filosofía mística - Kim Pérez

miércoles, agosto 15, 2007

La Filosofia coloquia con la Profecía




El pensamiento humano tiene dos funciones, la razón y la intuición.

La razón es secuencial y la intuición es instantanea. La razón o relación ve los elementos comunes de las distintas realidades y la intuición ve cada una de las realidades. La razón se usa en los negocios, la ciencia y la técnica y la intuición en el ocio, los afectos y el arte. La razón es un modo de pensamiento activo, que requiere un esfuerzo, y la intuición es pasiva o contemplativa.

La Filosofía es el uso sistemático de la razón aplicada al conjunto de la realidad y la Profecía es la intuición del conjunto de la realidad.

El pensamiento racional aplica estructuras predeterminadas o a priori a la realidad. En la medida en que consigue ordenar la realidad en esas estructuras, se dice que la entiende.

Al mirar lo existente como pluralidad se aplica la estructura de sintesis: dos elementos distintos deben de tener algo en común que hay que averiguar. Una vez hallado este factor común, se observa que coexiste con otros y debe de tener algo en común con ellos que hay que averiguar, y así sucesivamente.

Se postula que la labor de sintesis debe culminar en una síntesis suprema o Teoría Unificada de la Realidad.

La pluralidad supone racionalmente la unidad, no absoluta, sino de factores comunes a las distintas realidades. Esto ha sido llamado también armonía, definida como la unidad en la diversidad.

La pluralidad cambiante en el tiempo supone esa unidad actuando desde el pasado hacia el futuro sobre las distintas realidades, organizándolas en estructuras sintéticas u organigramas que a su vez se unen en una sola estructura u organigrama universal.

Este complejo razonamiento de la Filosofía lo ve la intuición de la Profecía en fórmulas fulgurantes: “Yo soy el principio y el fin, el Alfa y la Omega”

(Yo, -unidad de lo personal y lo impersonal que un “yo” expresa sólo en parte, pero que debe incorporar-, soy la unidad de la pluralidad en la génesis y la unidad en la síntesis)

O bien: “Todo viene de Dios y todo vuelve a Dios”.

(Todo -lo plural- viene de Dios -de la unidad de las estructuras que lo precede en el tiempo- y vuelve a Dios -a la unidad de la síntesis que comprenderemos en el futuro)

La fuerza de consuelo de estas formulaciones proféticas es inmensa, pues expresa a la vez la alegría y el dolor de la existencia y postula su recapitulación final en una sola realidad. Tales intuiciones aventajan a las deducciones filosóficas en brevedad y resonancia.

Por supuesto, la crítica filosófica no puede renunciar a examinar todas las afirmaciones que pretenden ser intuiciones proféticas: unas lo serán y otras no.

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