Dios en el hombre

La historia nos ha traído al tiempo en que la única manera de ver a Dios es en el hombre y en nuestra necesidad de infinito, de absoluto y de perfección, lo que suele despertarse cuando vislumbramos algo bello o bueno o sufrimos un gran dolor.

Esto se debe a que, no siendo Dios objeto, han fallado todos los intentos de verlo como objeto aun supremo en el Universo, porque siempre cabe la pregunta de si la causa de las causas, la idea, etc son una persona que se pueda llamar Dios.

Dios se entiende como sujeto y como sujeto se encuentra en el sujeto humano, siendo yo más profundamente que yo y a la vez configurando esta subjetividad toda la objetividad.

La introspección mística es el proceso por el que el hombre llega a ver a Dios dentro de si, relativizando nuestra subjetividad particular para absorbernos en la divina.