Filosofía mística - Kim Pérez

sábado, noviembre 04, 2006

Dios de los filósofos



Desde los criterios confesionales, se ha solido tachar al concepto de Dios al que llega la filosofía como impersonal, la Causa causarum, lo que parece no decir mucho al corazón.

Sin embargo, la religión islámica muestra, con una lógica que la filosofía puede hacer suya, que del concepto de la Causa única se derivan consecuencias que tocan directamente las cuerdas de nuestros afectos.

Si se dice, como en la confesión de fe, "y no hay dios sino Dios", se está diciendo que el centro de la atención debe ponerse en Él, y sólo en Él. Que no hay otra realidad que merezca centrar nuestro pensamiento y sólo eso es un consuelo.

Si se dice "Dios es mayor", en los momentos duros, se está diciendo que por encima de todo lo que nos parece sinsentido, está Él, dándole su sentido a todo, incluso fuera de nuestra opinión.

Si se dice, como sólo los sufíes lo dicen plenamente, que "todo viene de Dios y vuelve a Dios", se entiende que todo lo que venga, bueno o malo, viene de Él, porque Él sabe por qué, y vuelve a Él, a reintegrarse en quien es Uno.

La práctica sufí por excelencia es el recuerdo de Él, mediante la repetición incluso por miles de veces de expresiones como las que acabo de citar, una práctica asequible para cualquiera que pretenda ser espiritual, por primerizo que sea.

Pero lo islámico se convierte enseguida, desgraciadamente, en dogma y anatema. Sin embargo, es posible aprovechar de esta fe la fuerza de la convicción en el Uno.