Sumisión e insumisión
El ser humano tiene que concebirse a sí mismo en un estado de sumisión fundamental e insumisión en lo demás.
Estamos sometidos a la lógica, que manda independientemente de nuestra voluntad. De este principio fundamental, se derivan otros dos particulares:
Estamos sometidos a la verdad. No podemos hacer que lo que es verdadero sea falso ni al revés.
Estamos sometidos al bien. Tampoco podemos hacer que lo que es bueno sea malo, ni al revés. Esto es porque somos seres relativos y hay para nosotros por tanto un bien y un mal, aunque sean difíciles de identificar.
Pero nuestra lógica, nuestra verdad y nuestro bien, es que no podemos someternos más que a ellos.
No estamos sometidos a otros hombres, porque cuando obedezco a la lógica, obedezco a mí mismo, que la descubro.
Ni a las leyes de la naturaleza, que puedo descubrir y manejar, pero que debo usar conforme a lo que la lógica me diga o me vaya diciendo.
Este acatamiento a la lógica es el único verdadero islam o sumisión del hombre a lo que está por encima de él. Por esa superioridad, la lógica es divina.
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